El conflicto
bélico con Honduras
La década de 1950 tuvo un balance
muy positivo en El Salvador. Económicamente hubo un excepcional aumento de
ingresos, por lo que dentro de pocos años el país, o al menos parte de él,
modernizó su infraestructura construyendo nuevos puentes, carreteras y
viviendas principalmente. Además se ampliaron los programas educativos y de
salud, a la vez que la Seguridad Social también pudo ser incrementada. A
comienzos de la década del ´60 se puso en marcha la primera de las muchas
reformas económicas que habrían de aplicarse en el país hasta los años ´80. Pero
no todo fue positivo durante el comienzo de la segunda mitad del siglo XX para
El Salvador. A causa de la sobrepoblación que vivía este país centroamericano,
muchos salvadoreños se habían visto obligados a emigrar ilegalmente a Honduras El conflicto entre ambos países estalló
en 1969, después de que el gobierno hondureño impulsara una reforma agraria que
obligaba a las cerca de 40.000 familias de ilegales salvadoreños a regresar a
su país de origen. Fue entonces que se desató la Guerra del Fútbol, llamada así
porque empezó poco después de haber acabado las eliminatorias para el Mundial
de Fútbol. El Salvador atacó una base militar en el aeropuerto de la capital
hondureña, por lo que la OEA se vio obligada a intervenir para ayudar a
terminar con el conflicto.
Intervencionismo
militar y la guerra civil
Durante la década de 1970
comienza una larga fase de intervencionismo militar en la política salvadoreña.
En 1972 el coronel Arturo Armando Molina fue elegido presidente. Sin embargo
hubo una acusación de fraude electoral por parte de su oponente, el civil José
Napoleón Duarte, quien inmediatamente se vio obligado a exiliarse. La misma
situación se vivió nuevamente en las elección presidencial siguiente (1977),
donde nuevamente hubo acuso de fraude electoral, esta vez al ganar la
presidencia el general Carlos Humberto Romero. A esas alturas la violencia se
hizo presente, y tanto las peleas como los asesinatos entre simpatizantes y
opositores se convirtieron en algo del día a día y poco después El Salvador se
convirtió en un caos total. Una Junta cívico-militar liderada por el coronel
Adolfo Majano obligó al general Romero en 1979 a abandonar la presidencia. La
Junta, de tendencia reformista, intentó entonces mejorar la situación de la
población y por lo tanto impulsó una reforma agraria y nacionalizó el comercio
exterior y la banca. Sin embargo, no fue capaz de quebrantar la polarización
existente en la población. Tampoco pudo acabar con la guerrilla y la espiral de violencia siguió aumentando
vertiginosamente. Los asesinatos se convirtieron en rutina, sin embargo el
asesinato del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, perpetuado a
comienzos de 1980 por escuadrones paramilitares de extrema derecha, impactó
mucho a la población. A finales de año el ex candidato a la presidencia, el
demócrata cristiano Duarte, volvió de su exilio y asumió la presidencia de la
Junta con el apoyo de los Estados Unidos. Mientras tanto, y porque la guerrilla
salvadoreña estaba siendo financiada por los cubanos, Estados Unidos decidió
ofrecerle apoyo monetario y entrenamiento militar al ejército de El Salvador.
Durante los años 1980 y 1981 se
siguió generalizando la guerra civil entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que agrupaba
a la izquierda y a la guerrilla y el gobierno, que recibía el apoyo de la
oligarquía salvadoreña.
Tres años después de haberse
hecho con el poder, la Junta cívico-militar, con Duarte a la cabeza, convocó
elecciones constituyentes. Después de aprobar una nueva Constitución, la
Asamblea Constituyente votó unánimemente como presidente interino para Álvaro
Alfredo Magaña. Éste convocó elecciones presidenciales en 1984, de las cuales
nuevamente fue Duarte quien salió elegido como presidente. Durante este mandato
Duarte tuvo que afrontar una gran catástrofe natural, ya que
en octubre del año 1986 hubo un terremoto que causó más de
mil muertes y que ocasionó severos daños en el centro y en la periferia de San
Salvador. En ámbito político en 1987 se iniciaron las negociaciones con la
guerrilla (FMLN) y se llegó al Acuerdo de Esquipulas. Sin embargo el FMLN no
aceptó este acuerdo por las diferencias con el gobierno de Duarte y por lo
tanto el conflicto continuó.
Transición a
la democracia
En 1989 Alfredo Cristiani,
candidato de la Alianza republicana nacionalista (ARENA), de extrema derecha,
ganó las elecciones presidenciales. Finalmente, y después de tener que ser
interrumpidas las conversaciones de paz con la guerrilla a causa de una
ofensiva lanzada por ésta, durante el mandato de Cristiani y con ayuda de la
ONU, en 1991 se llegó a un acuerdo de paz definitivo con la guerrilla. En las
siguientes elecciones nuevamente triunfó un candidato de ARENA, Armando
Calderón.
Tras estos hechos El Salvador
sigue viviendo hasta hoy un lento proceso de pacificación, tras largos años de
guerra civil, la que recién acabó en 1992 con la firma del Acuerdo de
Chapultepec. El balance de la guerra civil es devastador: alrededor de 75.000
salvadoreños fueron asesinados, la mayoría de éstos civiles. Bajo la
supervisión de la ONU se concretó el cese del fuego, se disolvieron los
escuadrones de la muerte y los cuerpos de seguridad pública, se creó la nueva
Policía Nacional Civil (compuesta por civiles, ex guerrilleros y ex
combatientes de las fuerzas de seguridad). Además se dio paso a una Comisión de
la Verdad, encargada de recolectar información acerca de las violaciones a los
derechos humanos durante la guerra.
En 1993 se dieron a conocer los
resultados de la investigación de la comisión apoyada por la ONU y como era de esperarse,
los culpables resultaron ser tanto guerrilleros como militares. Se dio la
recomendación de destituir de sus respectivos puestos a los culpables, pero en
vez de eso lo que reinó fue la impunidad. Apelando al ideal de la reconciliación
nacional, la Asamblea Legislativa aprobó unánimemente una amnistía general para
todos los inculpados.
El siguiente presidente, Armando
Calderón, también fue de ARENA y asumió el cargo a mediados de 1994. A finales
de 1998 el huracán Mitch produjo enormes pérdidas para el país. Las cosechas de café se
perdieron casi en su totalidad, mientras que cientos de
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